El Peso Del Mundo

En los escritos de Homero y Hesiodo nos hablan de un gigante poderoso, responsable de sostener los cielos con sus grandes manos y sus fuertes hombros. Su nombre era Atlas, el portador, un joven titán al que Zeus condenó a mantener la tierra separada del cielo por toda la eternidad.

¿Cuántas veces y sin darnos cuenta sentimos llevar el peso del mundo sobre nosotros?

Y probablemente de estar tan acostumbrados, ni siquiera lo notamos, hasta que ya no está.

Me llevo dos meses llevar a cabo una acción tan simple y compleja a la vez, como fue decirle a Lonlyguy que Lo Amo y todo lo que ustedes asiduos lectores de mi humilde blog, ya saben.

Pasaron dos meses desde mi última publicación, y fue allí cuando decidí que la única forma de cortar con el sufrimiento de mi alma, era hablar con él, sobre mis sentimientos. Dos meses de tomar coraje, de ver cómo, de analizar la situación lo más fríamente posible, y asi como de la nada le escribí una carta, con todo lo que siento por él, la puse en un sobre sin remitente ni destino; el sábado fui a verlo, a su trabajo y aunque estaba ocupado hablamos un poco, de proyectos, de la vida y me llevo otras tres horas ver como se lo decia, como encaraba la situacion y fue mas o menos asi: 
antes de irme, lo mire a los ojos y le dije: Esto es para vos, (carta en mano), con esto vas a entender todo. Y me fui. Muchos podran decir que soy cobarde, por no decirle directamente a la cara que lo amo, pero en ese momento quedo todo dicho, me siento orgullosa de mi.

Me sentí Atlas deshaciéndome del mundo.

¿Y ahora qué?
¿Cuales son las consecuencias?
Es que no hay consecuencias. No hay más vacio, no hay mas angustia.
Sigo repitiendo las mismas palabras: Soy Libre. Pero ¿que significa? ¿Estaba atada?
No lo sé, pero siento que estoy lista para seguir adelante; que no necesito mirar hacia atrás. 

No necesito estar sola, nunca más.

Es Tiempo para mí.

El Fin. 

Volumen 1.