Es suficientemente difícil tomar una decisión determinante, aun mas si se refiere al corazón, por eso me pregunto ¿Por qué cuando finalmente queremos ponerle un punto final a determinada situación de nuestras vidas, el universo decide tentarte una vez más? ¿Es una prueba para ver si en realidad estamos listos para cambiar, o simplemente es una coincidencia del destino? La verdad es que muchos interrogantes últimamente han perturbado mi mente, con la hipotética pregunta de “¿qué tal s
i?” induciendo a la mejor amiga de la ansiedad, la duda. El cambio es inminente. Está sucediendo. Solo observen.

Estuve pensando seriamente, (si, a veces sucede) y finalmente decidí con determinación Taurina, que le pongo punto final al martirio de estar enamorada de alguien que posiblemente si merezca estar conmigo, pero decidió que No. Y finalmente luego de mucho luchar con mi yo interno, sin que trate de acomodar los hechos de manera que le complazca, decido que lo mejor para mí, es dejarlo ir, dejar que cada uno siga su camino. Feliz con mi elección, me sentí libre, como con un peso menos, habiendo tomado la decisión correcta.
Llego el Fin de Semana, y la nocturnidad se hace presente, aunque un poco ortodoxa, llegue a Pin sola, me asombra saber que ahora, tengo mi propia popularidad, la fila de entrada era larga, pero

Me fui antes del cierre, mi hígado aclamaba agua, mucho ron por ahí, me fui directo a mi casa, como quien diría, más tranquila. El domingo transcurrió normal, la verdad, bastante en tranquilidad. Libre de cargos, libre de “lo hago x u culpa”, o sea libre de “culpa y cargo”. Finalmente Libre.
Pero ¿qué sería de un buen fin de semana sin un lunes? un Lunes muy atípico, aun firme en mi decisión.
Ya en mi trabajo, Contenta de que mi compañera se

Quien les suscribe está muy orgullosa de haber tenido la fuerza suficiente como para haber pasado esta prueba del destino.
En cuanto al Oráculo de Avopea, sus oscuros designios no serán consultados por esta interesada nunca más, solo alimenta mi ansiedad. Y eso no es bueno.
Se despide una vez más, hasta las próximas Crónicas de la Nocturnidad.
